sábado, 27 de junio de 2009

Sed generosos

Distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucisto; siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces, se trata de igualar. 2 Co 8, 7-15.

Estas palabras del apóstol contienen una auténtica doctrina social. Hoy, que vivimos tiempos de crisis y vemos que la pobreza amenaza a muchas personas, es el momento de reflexionar sobre nuestra generosidad.

Sabemos que en el mundo hay suficientes bienes para todos. Los expertos dicen que, por primera vez en la historia, se producen alimentos como para saciar a toda la humanidad. El problema, siempre, es una cuestión de reparto. Y el reparto igualitario no puede basarse solamente en leyes.

La verdadera igualdad no es tratar a todo el mundo igual, sino dar a cada cual aquello que necesita, y algunos necesitan más ayuda que otros. La verdadera justicia no parte de la ley ni las imposiciones, sino de la generosidad del corazón humano. Por compasión, por amor, por espíritu de servicio, las personas podemos trabajar para combatir la pobreza. A los cristianos, en especial, debería dolernos profundamente saber que cerca de nosotros hay familias y personas que sufren. No podemos permitirlo. ¡Seamos coherentes!

1 comentario:

  1. Comparto es definición de la "verdadera igualdad".Creo que ésa es una gran tarea para quienes nos decimos y cremos cristianos.

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