domingo, 30 de octubre de 2016

El futuro del universo

Transcribo del P. Carreira:


«La idea central de la astrofísica moderna es que vivimos en un universo evolutivo, que comenzó hace casi 14 000 millones de años, que ha evolucionado hasta dar la vida, y la vida humana en un último momento, y que va a continuar evolucionando en el futuro.

Si hiciese un calendario de 365 días para cubrir toda la historia del universo, cada día correspondería a 40 millones de años. Pues bien, ¿cuándo aparecería el primer gusanito visible a simple vista? A mediados de diciembre. La gran explosión es el 1 de enero y aparece el primer gusanito el 16 de diciembre. 

El 25 de diciembre aparecen los dinosaurios. El 29 de diciembre desaparecen. Toda la evolución histórica del hombre se daría en el 31 de diciembre, en los últimos tres minutos. Y toda la ciencia, desde Galileo hasta el presente, ha ocurrido en el último segundo de ese año cósmico.

Vivimos en una época que recoge el resultado de miles de millones de años de evolución y es ahora cuando la Tierra tiene las condiciones adecuadas, cuando vivimos aprovechándonos de todo cuanto ha ocurrido en el pasado para preparar la materia de nuestro planeta y de nuestro cuerpo.

Podemos decir, sin que sea una frase poética, sino real, que nuestro cuerpo es ceniza de estrellas. La tierra también lo es. Pero ahora la pregunta que nos hacemos es ¿Esta evolución va a continuar? ¿Cómo?

La respuesta que da la ciencia, aplicando las leyes de la física, es obvia: cada estrella acabará agotando su combustible y apagándose, y cada vez habrá menos material reciclable para hacer nuevas estrellas. Llegará un momento en el que no habrá nuevas estrellas, se apagará la última generación y el universo consistirá en una colección de cuerpos oscuros y fríos. No hay que preocuparse, quedan aproximadamente 10 billones de años antes de que se apaguen todas las estrellas. Pero se apagarán. Entonces, ¿qué será el futuro del universo? 

Según la ciencia, es una evolución que termina con un enorme universo casi vacío donde hay cuerpos opacos girando en sus órbitas durante otros billones de años. Ya no habrá vida en ninguna parte, porque si no hay luz de un sol no puede haber vida. Ante este panorama uno puede preguntarse: entonces, ¿para qué todo? ¿No hay posibilidad de un reciclaje? La ciencia dice que no. Pero si la hubiese sería peor. Como decía un científico, si nos parece absurdo un universo que comienza, produce tantas maravillas y después lo destruye todo, más estúpido parece repetir esto una vez tras otra.

Una tontería no deja de serlo por repetirse muchas veces. Otro científico muy conocido, Steven Weinberger, en un libro muy apreciado sobre el origen del universo, Los tres primeros minutos, acaba con esta frase: "Cuanto más conocemos el universo más absurdo parece".

No ve una explicación satisfactoria al por qué ha de haber un universo que da tantas maravillas para después destruirlas. No hay respuesta alguna. Es aquí donde tenemos que recurrir a algo que va más allá de la física: la metafísica y la teología pueden dar una respuesta satisfactoria. 

¿Qué nos puede decir la metafísica? Que en el ser humano hay una actividad —pensar, escribir poesía, tener responsabilidad, realizar actos libres—, que no se puede explicar por las cuatro fuerzas de la materia. Por tanto, como la materia sólo puede hacer lo que dan de sí esas cuatro fuerzas, la actividad humana que va más allá de esto tiene que deberse a una realidad no material, lo que llamamos el espíritu humano. Pero si es una realidad no material, al menos parece posible que continúe existiendo aunque deje de haber las condiciones de vida basadas en la materia. ¿Cómo podría ser esa vida? Realmente no podemos dar detalles, excepto decir: si algo no es materia puede continuar existiendo aunque la materia deje de ser adecuada para la vida. Pero no nos dirá más.

La filosofía nos puede hacer pensar en otro punto: el ser humano ciertamente es materia y es espíritu, las dos cosas. No hay ser humano si no hay ambas cosas. Por tanto, para que el ser humano perdure más allá de la destrucción de las estrellas y la materia, de algún modo hace falta que perdure también el cuerpo. ¿Cómo puede hacerlo? La filosofía no tiene respuesta.

Es la teología la que nos da una respuesta. La teología nos dice que el amor de Dios es sin límite. Dios no nos ama por un poco de tiempo y luego deja que desaparezcamos. Nos ama para siempre, como personas humanas, y eso quiere decir que de alguna manera la persona humana debe durar para siempre. Esto se explica con la ayuda de la revelación, con ayuda del evangelio, y nos da una esperanza. El universo ha cumplido su cometido dándonos un lugar para que nosotros existamos. Aunque se apaguen las estrellas, no importa: ya han hecho su papel.
 



viernes, 28 de octubre de 2016

¿Hay vida extraterrestre?

¿Existe la vida en otros planetas? Y si existe... ¿hay vida inteligente? Y si la hay... ¿podremos algún día comunicarnos con «ellos»?

El P. Carreira, siempre desde la  ciencia (no desde la fantasía) nos expone el cúmulo de circunstancias que se han tenido que dar para que en la Tierra haya vida. Algunas de estas son compartidas con otros planetas, otras son tan casuales y únicas que hacen muy difícil que la historia de nuestra Tierra se pueda repetir, en idénticas condiciones, en otros lugares.

El científico Drake elaboró una ecuación para calcular las probabilidades de que haya otro planeta con vida en nuestra galaxia. Sus cálculos son interesantes, muy detallados... y optimistas, siempre especulando al alza. Pues bien, con todo esto, el resultado de su ecuación es que, en una galaxia como la nuestra, la probabilidad de que surja la vida inteligente en un planeta es ¡menor que uno! 

Nosotros somos esa probabilidad casi imposible... ¿Y en el resto del universo? ¡Quién sabe! No se puede dar un NO tajante, pero tampoco es cuestión de perder mucho tiempo cazando extraterrestres, cuando en nuestro planeta Tierra hay tanto que hacer y tanto que cuidar.

Por supuesto, la literatura y la ciencia ficción son otra cosa. En ficción todo es posible y se pueden explorar temas interesantes. Aunque si sois aficionados al género y os paráis a pensar, los temas de fondo de estas novelas son casi siempre... ¡tremendamente humanos!


viernes, 21 de octubre de 2016

El principio antrópico

¿Por qué Dios ha creado el universo? ¿Qué sentido tiene todo si sabemos que va a tener un final? El otro día hice esta pregunta en catequesis. Las respuestas que oí me admiraron. Porque Dios es amor, dijo una niña. Lo ha hecho para nosotros, dijo otra, porque quiere nuestro bien. Una tercera dijo: porque nos lo quiere dar todo. 

Yo todavía no les había explicado nada, y por supuesto que estas niñas no saben qué es eso del principio antrópico, pero creo que el mejor teólogo no podría superar sus respuestas. 

¿Qué es el principio antrópico? Puede sonar muy arrogante, dice el P. Carreira, decir que Dios ha creado el universo para que lleguen a existir los seres humanos. Pero son los mismos científicos quienes se han dado cuenta de una cosa: si el universo, sus leyes y constantes, fuera mínimamente distinto, jamás hubiera sido posible la aparición de la vida, y mucho menos de la vida consciente. Es decir, que todo en el universo está finamente calibrado para que en un momento dado aparezca la vida en evolución, y esta pueda dar lugar a la vida humana. Esto es, en palabras llanas, el principio antrópico. Si hubiera el menor cambio en la composición del universo, ¡no estaríamos aquí! 

Veamos algunos datos: 

El tamaño del universo. Su masa es de unos 10 50 toneladas de materia. Cambiad un cero a esta cifra, arriba o abajo, y sería imposible que hubiera estrellas y planetas. 

Las fuerzas del universo. La fuerza electromagnética es 10 40 veces mayor que la gravedad. cambiad esta proporción en una sola cifra y tampoco sería posible que se formaran las moléculas de la materia ni los elementos químicos. 

La fuerza nuclear fuerte es 137 veces más potente que la fuerza nuclear débil. ¿Por qué ese número? Si fuera 136 o 138, ya no habría posibilidad de que se formaran otros átomos aparte del más simple, el hidrógeno. Tampoco habría estrellas, ni galaxias, ni otros elementos de la materia. 

La fuerza nuclear débil es la que permite que una partícula se convierta en otra, por tanto, es imprescindible para las reacciones nucleares que se dan en las estrellas. Gracias a que una primera generación de estrellas "ardió" y estalló, se formaron los elementos químicos y los metales pesados que componen buena parte de los planetas rocosos, como la Tierra. 

Sin su núcleo de hierro, la Tierra no podría generar un campo electromagnético que la protege de las radiaciones cósmicas y que hace posible el desarrollo de la vida. 

La Tierra también es especial: si su tamaño, su distancia al sol, su composición química o su eje de rotación fueran distintos, ¡tampoco estaríamos aquí! 

Concluye el P. Carreira: «Si hay vida en otros sitios, no lo sabemos y probablemente no lo sabremos nunca. Pero no hace falta. Porque la Creación se justifica finalmente, según nuestra teología, porque es en este pequeño planeta donde Dios se une a la materia y se hace hombre.»


domingo, 16 de octubre de 2016

Ciencia y Biblia

En sus vídeos sobre fe y ciencia, el P. Carreira distingue perfectamente qué es cada una y cómo ambas nos sirven como formas complementarias de saber.

¿Puede un cristiano creer en Dios, leer la Biblia y a la vez aceptar lo que dice la ciencia?
Sí, perfectamente, porque hay que tener en cuenta dos cosas. San Agustín lo expresó perfectamente en una frase que luego citó Galileo en su defensa: «La Biblia no nos dice cómo van los cielos, sino cómo ir al cielo».
  1. La Biblia no es un libro de ciencia. Transmite un mensaje teológico, que los creyentes acogemos como palabra inspirada por Dios.
  2. La Biblia es una colección de libros escritos para los lectores de una cierta época. Estos lectores no tenían los conocimientos científicos actuales. De hecho, la cosmología bíblica se basa en el saber y en las ideas que en aquel tiempo se tenían sobre el mundo y que eran comprensibles para las gentes de entonces.
El relato de la Creación del Génesis nos quiere transmitir dos ideas centrales:«que todo cuanto hay de bueno y hermoso en el universo viene de Dios y que todo está dirigido al bien del hombre, porque el universo está hecho para nosotros, para que podamos conocer a Dios y participar de su vida y de su felicidad».

El relato adopta la forma de una parábola, en la que un padre prepara una casa para sus hijos. Y lo hace en seis días (seis etapas). En los tres primeros, prepara el terreno y los cimientos. En los tres segundos, la amuebla y la adorna. ¡Tiene una lógica! Veámoslo paso a paso.

Día 1. En el caos Dios hace la luz. El caos para un hebreo era un mar alborotado. Un intervalo de luz seguido de tinieblas es un día. En este primer día Dios crea el tiempo.

Día 2. Los antiguos creían que el mundo está rodeado de aguas: las de arriba hacen llover, las de abajo afloran en los pozos y manantiales. Dios separa las dos aguas creando una bóveda arriba y un cuenco abajo. Con esto, Dios crea el espacio.

Día 3. Ahora hay que crear un fundamento, tierra firme separada de las aguas. Y en esta tierra firme Dios hace brotar las hierbas y los árboles. Ya tenemos la casa tapizada.

Día 4. Dios pone la iluminación, las lámparas. Los astros son hermosos y precisos en sus movimientos, pero no son dioses, sino que están al servicio del hombre marcando el calendario y las fiestas. El sol preside el día y la Luna la noche. Los astros están por encima de la esfera de las aguas y son lo que en la Biblia se llama los ejércitos celestiales.

Día 5. Dios crea los primeros animales: peces en las aguas, aves en el cielo.

Día 6. Dios crea los animales terrestres, salvajes y domésticos, y finalmente al ser humano sexuado, como varón y mujer. 

En el séptimo día descansa, estableciendo así un tiempo para la fiesta, el resposo y el disfrute de la creación.



jueves, 13 de octubre de 2016

Evolución y azar

Sabemos que la vida evoluciona y que ha dado lugar a una diversidad biológica enorme incluyéndonos a nosotros, los humanos. 

Las dos preguntas que surgen ahora son: 
1. ¿Cómo se produce la evolución? ¿Es debida al azar o hay algún plan?
2. ¿Basta la evolución para explicar la existencia de la vida humana, es decir, la vida inteligente y consciente de sí?

La ciencia no ha podido responder a estas preguntas. Lo único que puede hacer es arrojar datos para explicarnos cómo se producen los cambios, pero no por qué ni para qué. Cuanto más sabemos sobre la complejidad genética que da lugar a un ser vivo y todos los mecanismos necesarios para su reproducción, más asombroso resulta pensar que es debido al azar. Hablar de azar es... como  dar un nombre a la nada, o a lo que ignoramos. Y de la nada nunca surge nada.

Desde la filosofía se puede llegar a afirmar que la vida sigue un plan creador, y desde la teología se puede decir que Dios puso en marcha el mecanismo de la evolución para que la vida, por sí sola, fuera desarrollándose y diversificándose. 

Una comparación muy clara: un ordenador potente puede hacer miles de funciones. Un robot parece que puede funcionar solo, incluso con cierta autonomía. Pero necesita que alguien le haya introducido un programa, y ese programa tiene que haber sido diseñado por alguien. Del mismo modo, el programa genético que permite la vida parece imposible que haya surgido al azar.

Ahora bien, ¿basta la evolución para explicar al ser humano? Desde el punto de vista biológico, sí. Somos parte de la cadena de la vida. Somos animales, del orden de los primates. Nuestro cuerpo está a las leyes de la física y la biología. Pero... somos algo más. Hay una parte de la actividad humana no explicable desde la ciencia. ¿Cómo explicar el arte, la literatura, el libre albedrío, la responsabilidad, la consciencia y el afán de saber y explorar? ¿Cómo explicar algunos actos heroicos de amor desinteresado? Los frutos del espíritu humano no pueden explicarse desde la biología evolutiva. La teología dice que, en el momento de formarse cada ser humano, Dios le infunde un alma espiritual. El espíritu no forma parte del mundo de la materia ni está sujeto a las leyes físicas, por tanto, sólo puede venir de otra realidad espiritual, que para los creyentes es la voluntad creadora de Dios.


domingo, 9 de octubre de 2016

La evolución de la vida

La historia de la vida en nuestro planeta es fascinante y pasa por períodos dramáticos: desde explosiones de vida hasta extinciones en masa.

Se cree que la vida apareció hace unos 3600 millones de años, en algún lugar del océano. Cerca de Australia se han encontrado restos fósiles de rocas con señales de vida animada: los estomatrolitos.

Durante mil millones de años la vida fue microscópica: pequeños seres unicelulares que vivían en el fondo del mar, alimentándose de compuestos que se formaban por la combinación de la luz solar, tal vez los rayos y los minerales disueltos en el agua.

La reproducción puede producir errores genéticos o mutaciones. Una mutación más los cambios en el medio ambiente pueden dar lugar a nuevas formas de vida: esto es la evolución.

Los microbios experimentaron un gran cambio el día que algunos de ellos comenzaron a utilizar la luz solar para producir azúcares, desprendiendo oxígeno en el proceso. Eran las llamadas cianofíceas o algas azules. Tras otros mil millones de años emanando oxígeno, estas micro-algas cambiaron la atmósfera de la Tierra y la llenaron de oxígeno, tal como la conocemos hoy. Hasta entonces, toda la vida era marina y anaeróbica: no podía vivir en el aire ni con oxígeno libre.

Una nueva mutación produjo un tipo de bacterias capaces de sobrevivir con oxígeno. Las reacciones químicas con oxígeno generan mucha energía, y esto facilita que las células crezcan, se agrupen y formen organismos mayores. Aparece la vida pluricelular, y con ella un estallido de formas de vida más grandes y complejas: gusanos, pólipos, medusas...

La explosión del Cámbrico, ocurrida en un periodo de apenas 5 millones de años (en escala astronómica es muy breve) dio lugar a miles de especies, algunas de las cuales aún viven hoy.

Surgen los primeros animales con esqueleto externo: moluscos, crustáceos, insectos... Y otro salto evolutivo da lugar a los primeros seres con esqueleto interno, que protege un cerebro y una médula espinal, con extremidades para moverse. Tenemos a los primeros vertebrados, que son gusanos y peces.

Algunos peces se acercan a la orilla. El salto a tierra se produce cuando algunos se acostumbran a pasar más tiempo en la arena que en el mar. De las aletas pasamos a las patas. Con el tiempo surgen los anfibios, y más tarde los reptiles. Una rama evolutiva de los reptiles desarrollará membranas para volar, serán los predecesores de los pájaros.

Hace 250 millones de años los dinosaurios se convirtieron en los reyes de la Tierra. Reinaron durante 135 millones de años y quién sabe si hoy seguirían aquí... Pero una catástrofe cósmica (la caída de un meteorito) precipitó su extinción hace 65 millones de años.


jueves, 6 de octubre de 2016

El origen de la vida

En un universo tan grande parece fácil suponer que hay otros planetas con vida, incluso vida inteligente. Pero cuando aprendemos qué condiciones son necesarias para que haya vida veremos que hacen falta tantas coincidencias que ¡es casi un milagro que haya surgido en la Tierra!

Veamos sólo unas pocas, las más fundamentales. Para que haya vida es indispensable:
  • que haya agua en estado líquido,
  • que se produzcan reacciones químicas basadas en el carbono, un elemento muy versátil y combinable con otros.
Esto significa que el planeta "vivo" debe estar a la distancia adecuada de su estrella, con cierta temperatura y condiciones climáticas, con una determinada composición química... Los científicos  han intentado reproducir estas condiciones originales en laboratorio una y otra vez. De momento solo han conseguido sintetizar aminoácidos y otros compuestos, pero no han logrado producir una sola célula viva.

Los datos que nos da la ciencia nos llevan a una mayor admiración ante algo tan asombroso e improbable como el surgimiento de la VIDA.


domingo, 2 de octubre de 2016

Estrellas, planetas y galaxias

¿Cómo entender que ahora estemos aquí? ¿Qué ha sido necesario para que lleguemoso a existir? 

La ciencia nos desvela una apasionante historia del universo. Tras el estallido inicial, del que brotan el espacio y el tiempo, la materia y la energía se van expandiendo. Descubre en esta presentación las cuatro fuerzas que rigen la materia y la energía. Gracias a ella se formaron los átomos, las primeras estrellas, los distintos elementos químicos. Posteriormente, apareció una segunda generación de estrellas que han formado las galaxias actuales y los planetas alrededor de las estrellas.

Sin estas propiedades de la materia sería imposible que hubiera astros, y que en uno de ellos hubiera aparecido la vida.

«La estructura del universo usa las cuatro fuerzas de la materia para dar lugar a su jerarquía de galaxias, estrellas, sistemas planetarios y, finalmente, un planeta habitable en el sistema solar,  que es la Tierra. Esta es el resultado de ese proceso que ha durado miles de millones de años.» Nuestro universo tiene unos catorce mil millones de años y, según los cálculos de los físicos, ¡todavía es muy jovencito!