sábado, 13 de junio de 2009

Una alianza nueva

…la sangre de Cristo, que en virtud del Espíritu Eterno se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Hb 9, 11-15

En esta lectura, san Pablo nos ofrece una clara catequesis sobre la diferencia entre el Cristianismo y las religiones antiguas. Frente a una religiosidad pagana y mágica, que ofrecía holocaustos y ofrendas materiales para contentar a la Divinidad, el apóstol nos habla de Cristo, el hombre libre que se ofrece a sí mismo como sacrificio.

Con las palabras “nueva alianza”, Pablo nos está revelando una nueva forma de relacionarnos con Dios, muy distinta a la de los cultos antiguos. Siguiendo la tradición de los profetas, nos explica que Dios no pide sacrificios, sino misericordia. Los rituales y los holocaustos son “obras muertas”. En cambio, él nos habla de un “culto al Dios vivo”. En esta fe, la mayor ofrenda es la donación de uno mismo.

Continuando el paralelismo, Pablo explica cómo Jesús se convierte en el sacrificio definitivo. Su cuerpo y su sangre son las mejores ofrendas ante Dios. Los sacrificios antiguos tenían como finalidad purificar al oferente; pero Cristo no se purifica a sí mismo, sino que su entrega limpia y libera del mal a toda la humanidad.

Esto celebramos hoy: ya no necesitamos sufrir y afanarnos por ganar méritos ante Dios. Lo que nos purifica no son nuestros méritos, sino recibir su amor.

La entrega de Jesús va más allá de un ofrecimiento hasta la muerte. No es un simple martirio. Quien imita a Jesús y entrega su vida, no queda agotado; no muere, no es aniquilado, como los animales de los holocaustos. Dios no anula a las personas que se entregan, ¡todo lo contrario! Quien se da a sí mismo, como Jesús, resucita a una vida nueva. Una vida que, en palabras del apóstol, es “promesa de la herencia eterna”. Este es el mensaje que la fiesta del Corpus Christi puede transmitirnos a los cristianos de hoy: quien vive entregándose a sí mismo por amor ya ha comenzado a vivir el cielo en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario