lunes, 19 de diciembre de 2005

La esposa del Cantar de los Cantares

Pocos libros hay en la Biblia tan hermosos, tan controvertidos y que hayan recibido tantas interpretaciones como el Cantar de los Cantares. Este poema, que rezuma pasión humana y al mismo tiempo se eleva hacia altas cotas de misticismo, ha sido motivo de cientos de libros, comentarios y nuevas poesías, como las inolvidables de San Juan de la Cruz.

Hoy quisiera detenerme en la mujer, la esposa del Cantar de los Cantares, la protagonista femenina de este extraordinario poema que, como flor bellísima, brota entre las páginas de la Biblia.

Creo que todas las mujeres deberíamos leer este libro, saboreando sus palabras y recordando, al tiempo que las leemos, que hay alguien que nos está amando de esta forma singular. Pongámonos en el lugar de la esposa y consideremos que el esposo es Dios. La esposa del Cantar es la viva imagen de la mujer amada. El amor, humano y físico, que se desgrana con lirismo en los versos, es un amor real y es, a la vez, eco y sombra del amor, inmenso y puro, de Dios hacia sus criaturas. Si un ser humano es capaz de amar así, ¿cuánto mayor no será el amor de Dios, que es el mismo Amor?

En el Cantar se nos desvela una dinámica muy propia del ser humano: ese juego amoroso de búsqueda y encuentro, que también se da entre la persona y Dios. En el caso de las mujeres, creo que expresa de manera insuperable la manera en que Dios ama a la mujer y la cualidad de su amor.

En este amor, es Dios –el amante -quien acude primero a su amada, la busca, la recoge, la ensalza y la colma de dones. “¡Levántate ya, amada mía, hermosa mía, y ven!... Paloma mía que anidas en las hendiduras de las rocas, en las grietas de las peñas escarpadas, dame a ver tu rostro, hazme oír tu voz. Que tu voz es dulce y encantador tu rostro”. Este fragmento resulta tremendamente conmovedor. Es Dios quien viene a buscarnos, hundidas en la oscuridad, perdidas en los abismos de la tristeza y la soledad. Y es él quien nos suplica que le hablemos y le volvamos el rostro.

La amada, a los ojos del amante, siempre es hermosa y perfecta. Así somos todas las mujeres a los ojos de Dios, un Dios enamorado de su criatura. “¿Quién es esta que se levanta como la aurora, hermosa cual la luna, resplandeciente como el sol…?” "Aparta ya de mí tus ojos, que me fascinan…”

El mismo Dios, que es fuente del amor, suplica una respuesta. Este es el Dios personal que se desvela, poéticamente, en el Cantar: un Dios que, pudiendo prescindir de ella, necesita y desea el amor de su criatura. “Ponme como un sello sobre tu corazón, ponme en tu brazo como sello. Que es fuerte el amor como la muerte y son duros los celos… Son sus dardos saetas encendidas, son llamas de Yahvé”.

Decía Pablo Neruda en uno de sus poemas: “Quisiera hacer contigo lo que la primavera hace con las flores”. Así es como Dios actúa en nosotros. Esto es lo que Dios puede hacer en la mujer que se deja invadir por su amor. Dios hace florecer a las personas que ama y que se dejan amar por él. En la Biblia, no será hasta llegar al Nuevo Testamento cuando encontraremos una figura similar a la de la esposa del Cantar de los Cantares. Es María, inundada del amor de Dios, mientras entona su Magníficat.

sábado, 10 de diciembre de 2005

Ruth o la fidelidad recompensada

La historia de Ruth y Noemí llena uno de los libros más breves y bellos de la Biblia. Ambas son ensalzadas como modelo de suegra y nuera. Mucho se ha escrito sobre Ruth como ejemplo de mujer fiel a su marido y a la familia de éste, hasta el punto de abandonar su tierra, su cultura y sus dioses para adoptar los de su esposo, aún después de muerto. La Iglesia llegó a llamar a Ruth “la tercera María” (después de María la madre de Jesús y María Magdalena).

Fidelidad

Pero, dejando aparte las interpretaciones teológicas de la figura de Ruth, quisiera resaltar en esta historia dos aspectos. El primero es la fidelidad entre dos mujeres, que la vida ha unido a través del matrimonio de uno de los hijos de Noemí con Ruth. Aunque este hijo ha muerto, el vínculo entre ambas continua, y Ruth no renuncia a él. Cuando Noemí decide regresar a su tierra, Ruth la acompaña, siguiéndola como seguiría a su marido. Así como la otra nuera, Orfa, también viuda de su otro hijo, se queda con su familia, Ruth no teme afrontar lo desconocido por acompañar a su suegra. Orfa se ata al pasado y a la muerte. Ruth opta por mirar hacia delante y no romper los lazos que la unen a Noemí y a la familia de su esposo.

Responsabilidad

El otro aspecto es la responsabilidad por el ser amado. Para Ruth, la madre de su esposo es como su propia madre y no renuncia a su responsabilidad sobre ella. A lo largo de la historia vemos en Ruth a una mujer generosa, que cuida de Noemí, preocupándose por su bienestar y trayéndole el sustento.

Pero Noemí también se hace responsable de Ruth y vela por su porvenir. Es ella quien trama el futuro matrimonio de Ruth con su pariente Booz. Su nuera ha sabido serle fiel; ella también procurará su felicidad. Así es como Ruth, que ha renunciado a su familia de sangre, a su tierra y a sus creencias, es acogida en una nueva patria, recibe una nueva familia y un nuevo esposo. Las palabras de Noemí a su nuera son muy hermosas: “Hija mía, yo voy a procurarte descanso y a ocuparme de tu felicidad”.

La historia de Ruth es un relato del amor y de la abnegación recompensados. Nos muestra cómo todo sacrificio hecho por amor, toda renuncia asumida por fidelidad, no deja de tener su recompensa. Y ésta es siempre mucho mayor.

Confianza

El libro de Ruth también es un canto a la confianza. Las dos mujeres confían una en la otra. Noemí confía su ancianidad y su vida en manos de Ruth, y recibe un gran consuelo de su nuera, “la cual te ama y es para ti mejor que si tuvieras siete hijos”, le dicen sus parientes. Ruth confía también en Noemí y sigue sus consejos e instrucciones. Así es como rehace su vida, se desposa con un hombre bueno y tiene un hijo. Porque no temió perderlo todo, por fidelidad a la madre de su esposo, Ruth alcanza de nuevo una vida plena y dichosa. Confiar nuestra felicidad en manos de quien sabemos nos ama es tal vez una de las experiencias más hermosas de abandono y de dicha colmada.

domingo, 20 de noviembre de 2005

Ester, o la ternura inteligente

La figura de Ester protagoniza uno de los libros más apasionantes de la Biblia. No es de extrañar que haya inspirado diversas novelas y películas cinematográficas. Ester es la mujer que, en medio de circunstancias adversas, llega a ser reina de un gran imperio y, capeando las intrigas cortesanas, logra salvar a su pueblo del genocidio.

Invito a los lectores de este blog a leer el Libro de Ester. La reflexión que me sugiere para la mujer de hoy es la del contraste entre la rebeldía temeraria y la ternura inteligente.

En el relato de Ester encontramos dos figuras femeninas diferentes: Vasti y Ester. La primera, Vasti, es la reina de Persia, esposa del rey Asuero. Durante un banquete, Vasti, en un gesto de orgullo y de comprensible dignidad ofendida, se niega a exhibir su belleza ante los invitados de su marido. Enfurecido, el rey la repudia, ordena expulsarla de la corte y busca nueva esposa entre las jóvenes del reino, al tiempo que promulga una ley para someter a las esposas a sus maridos. Ester es una de las muchas doncellas que son apartadas forzosamente de su familia para ser presentadas ante el rey. Es educada y preparada para ser una perfecta amante y esposa y, finalmente, su encanto seduce al rey Asuero, quien la toma por esposa, convirtiéndola en reina de Persia. Ella oculta prudentemente, durante un tiempo, su origen judío, pero no pierde el contacto con su pueblo, a través de su tío y padre adoptivo, Mardoqueo. A lo largo del libro se nos desvelan las intrigas del ambicioso Amán, que llega a convertirse en el hombre fuerte de Asuero, y que decide ordenar la persecución y exterminio de los judíos de todo el imperio, con el fin de incautar todos sus bienes y apoderarse de sus riquezas. Ester interviene con sutil habilidad y, ayudada por diversas circunstancias que aprovechan con astucia tanto ella como su tío Mardoqueo, persuade al rey para cambie de parecer. Finalmente, Amán cae en desgracia y Ester consigue que los judíos sean protegidos y respetados en todo el reino. Persia alcanza un período de gran esplendor y su tío Mardoqueo llega a convertirse en uno de los principales ministros del rey.

Para la mentalidad de las mujeres de hoy, esta historia puede parecernos indignante. La actitud de Vasti, negándose a ser tratada como una mujer objeto, resulta mucho más cercana a nuestra sensibilidad que la conducta de Ester, dócil y sumisa a un esposo autoritario y caprichoso, a quien permanece fiel. Tal vez nos subleva ver cómo Ester emplea sabiamente sus artes femeninas para conseguir sus objetivos… Y, sin embargo, el relato nos muestra cuán estéril es la rebeldía de Vasti y, en cambio, cuántas vidas logra salvar la dulce diplomacia de Ester.

Ester tiene mucho que decirnos a las mujeres contemporáneas. En un mundo sacudido por la violencia, dominado por poderes que provocan y permiten situaciones de flagrante injusticia, Ester nos muestra la fuerza de la ternura frente a la inutilidad del enfrentamiento agresivo. Como reza un sabio refrán, más vale aliarse al enemigo que luchar contra él. Ante una persona que consideramos injusta, o cuya manera de pensar y hacer es diametralmente opuesta a la nuestra, el enfrentamiento es infructuoso, y sólo puede generar más violencia. Sólo cuando seamos capaces de escuchar y respetar al otro, creyéndole capaz de albergar bondad en su interior –porque todo el mundo lo es –esa persona percibirá nuestro respeto y puede comenzar a cambiar. El mismo Jesús de Nazaret lo mostró en su vida muchos años más tarde. Jesús no se detuvo a criticar a los recaudadores de impuestos; se sentó a la mesa con ellos. Así fue como Zaqueo, el publicano odiado por sus conciudadanos, a quienes estafaba, sintiéndose honrado por Jesús, decidió, por iniciativa propia, devolver lo robado y comenzar a trabajar honestamente.

La historia de Ester revela que sólo el amor y la consideración pueden dignificar y cambiar a las personas. Con su ternura inteligente y su paciencia lúcida, consiguió lo que no podría lograr un gran ejército. La fuerza del amor es más poderosa que todas las armas del mundo.

domingo, 6 de noviembre de 2005

El gozo de la mujer que confía


"El Espíritu Santo es el gozo de Dios que se transmite a la humanidad"
Eloy Bueno de la Fuente, teólogo.

Hoy quiero detenerme en la figura de una mujer bíblica: Miriam, la hermana de Moisés. Apenas aparece en dos o tres breves pasajes del Exodo, pero vislumbramos en ellos a una mujer fuerte y animosa, llena de fe.

Miriam es la jovencita que, de acuerdo con su madre, y para salvar la vida de su hermano recién nacido, arroja la canastilla con el bebé en las aguas. Es la niña que, vigilante, observa cómo el niño es recogido por la hija del faraón y le ofrece buscarle una nodriza, su propia madre. Años más tarde, cuando Moisés emprende la misión de sacar a su pueblo de Egipto, vemos a Miriam como "la profetisa, hermana de Aarón". En una de las escenas más bellas del Antiguo Testamento, leemos que Miriam, tomando un pandero, sale a cantar y a danzar la gloria de su Dios, que los ha rescatado de las aguas del mar Rojo y de la furia del faraón. Tras de ella, todas las mujeres del pueblo salen, bailando y tocando instrumentos.

Miriam personifica el gozo de la mujer que ha confiado en Dios y ha sido escuchada. Su alegría es exultante, y se expresa en forma de cánticos y danzas. Arrastra a las demás mujeres. Vemos en ella a la mujer líder que entusiasma a sus compañeras, movida por el júbilo de un Dios que la colma.

Pero Miriam no sólo ha confiado en su Señor. Desde muy joven, también ha puesto los medios para que éste actúe. No ha permanecido pasiva. Ha acompañado a su hermano Moisés desde su nacimiento, y también a su otro hermano, Aarón, en su liderazgo como portavoz y sacerdote de su pueblo. Es llamada "profetisa". Comparte con ellos el don de transmitir un mensaje de Dios a su gente. Y, aunque en el relato bíblico apenas vuelve a ser mencionada, podemos intuir que su trayectoria va íntimamente ligada a la de los hombres que dirigían el pueblo de Israel en su camino hacia la liberación.

Miriam la hermana de Moisés es un espejo para la mujer cristiana de hoy. Fiel y constante, audaz y valerosa, ha sabido proteger la vida de sus hermanos y acompañarlos en su misión. Y, con ellos, puede cantar con el gozo desbordante de quienes lo han arriesgado todo por el amor de Dios y no han sido defraudados.

domingo, 30 de octubre de 2005

La mujer y la nueva evangelización. El arte de escuchar


En medio de una sociedad que vive cada vez más de espaldas al hecho religioso, el cristianismo sigue conservando vivo su mensaje y tiene algo que decir a nuestro mundo de hoy. Muchas personas desconocen en gran medida la fe o la rechazan por prejuicios. En estas circunstancias, cuando el mundo ignora o rechaza el hecho cristiano, ¿cómo evangelizar? ¿Cómo llevar esperanza a un mundo convulso? ¿Cómo transmitir un mensaje que muchos no quieren escuchar? ¿Cuál es el papel de la mujer cristiana en la nueva evangelización?
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domingo, 16 de octubre de 2005

Más sobre la caridad


Escuchando una entrevista a dos Hijas de la Caridad, por el programa de TV 2 "Últimas preguntas", recojo palabras bellísimas que estas dos religiosas pronuncian sobre la auténtica caridad y su significado. La caridad, tan desvirtuada y confundida con asistencialismo o con otras formas de voluntarismo a veces un tanto egoísta, es, en realidad, el amor.

Dar caridad es hacer que la otra persona se sienta valiosa, única y digna de ser amada, por lo que es y tal como es, y no por lo que hace o tiene. La caridad nunca hace de la otra persona un objeto. El otro, sea cual sea su situación, no es una cosa a la que yo debo cambiar. La caridad dignifica al ser humano. Hace al otro sentirse amado. Quien ejerce la caridad está transmitiendo, a través suyo, el amor inmenso de Dios hacia la persona.

Se pueden hacer muchas cosas y emprender muchas actividades solidarias. La diferencia entre solidaridad y caridad es trascendental: en la caridad Dios está presente. Y Dios es amor. Cuando el amor impregna la acción solidaria estamos hablando de caridad.

domingo, 9 de octubre de 2005

Caridad y solidaridad, ¿otro debate?


En mi artículo anterior hablé sobre el debate que se da en el mundo de la solidaridad entre los conceptos de “integración” y “beneficencia”. Esta vez quisiera reflexionar sobre otro debate, no menos animado que el primero. Se trata de la discusión acerca de la caridad y la solidaridad. Continúa

domingo, 25 de septiembre de 2005

¿Beneficencia o integración? Un debate sobre solidaridad.

Desde hace tiempo, las organizaciones humanitarias sostienen un debate muy animado, que trae consigo importantes implicaciones sociales. ¿Hasta qué punto debemos ayudar a los más desfavorecidos? ¿Hasta dónde llega la beneficencia y dónde comienza el camino de la integración social? ¿Acaso con nuestra actuación estamos perpetuando situaciones de pobreza, en lugar de paliarlas? ¿Cómo llevar a cabo una acción de auténtica integración social?
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miércoles, 7 de septiembre de 2005


Se puede alcanzar prosperidad por la creacion, no por la competencia.
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sábado, 3 de septiembre de 2005

Más allá de ver, juzgar y actuar: una nueva propuesta -2-

Después de la reflexión anterior, se podría proponer una metodología alternativa al ver, juzgar y actuar. Es la siguiente: escuchar, aceptar, amar.
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domingo, 14 de agosto de 2005

Más allá del ver, juzgar y actuar -1-

Ver, juzgar, actuar. Esta es la metodología de la revisión de vida empleada en muchos grupos y movimientos eclesiales en la actualidad. Es una forma de evaluar nuestra manera de vivir y estar en el mundo.

Si profundizamos en la dimensión teológica de la pedagogía cristiana, esta dinámica del ver, juzgar y actuar puede ser superada e incluso cuestionada, y se pueden buscar fórmulas con raíces cristianas más hondas.

Podemos ir más allá del ver, juzgar y actuar tomando las palabras de Jesús y el mismo Evangelio como guía en nuestra trayectoria espiritual.
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domingo, 7 de agosto de 2005

La virtud de la fortaleza

La tradición cristiana nos habla de cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, a modo de brújulas que orientan nuestra existencia y nuestra forma de actuar. Esta vez reflexionaré sobre la virtud de la fortaleza, cómo cultivarla y cuáles son sus raíces auténticas.
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domingo, 31 de julio de 2005

La virtud del espacio

Los seres humanos somos espaciales. El espacio es el otro gran don de Dios, junto con el tiempo, que hemos recibido. Nuestro cuerpo ocupa un lugar. Necesitamos un espacio vital, vivimos en un lugar concreto y nos movemos en él. Todos necesitamos un lugar para estar, para vivir, un espacio que consideramos nuestro hogar, nuestro pueblo, nuestra tierra. El espacio configura nuestra realidad física. La virtud del espacio consiste en saber convertir el entorno que nos rodea en un espacio de bienestar. Para ello tenemos al mejor maestro, el mismo Dios. Sigue

sábado, 16 de julio de 2005

¿Hablando se entiende la gente?

Hablando se entiende la gente. En medio de un clima político y social muy agitado, esta frase resuena continuamente y se toma como referencia y remedio a todos los males de intolerancia, obcecación y agresividad que aquejan a nuestra sociedad. Si por hablar entendemos un diálogo a dos partes, creo que la frase es muy acertada. Pero tengo la impresión de que esto no es así en la realidad. La gente habla, discute, se manifiesta, denuncia, proclama, protesta... Todo el mundo habla y se expresa, y nadie se entiende. Sigue

sábado, 18 de junio de 2005

¿Amor para siempre?

Estamos culminando la primavera, y el amor es un tema que llena la calle, la publicidad y hasta las páginas de los periódicos. ¿Existe el amor eterno? Muchos niegan que sea así. Incluso los estudios científicos sugieren que el amor apasionado del enamoramiento y de los recién casados es caduco, y que dura como mucho entre dos y cuatro años, antes de caer en la rutina. ¿Puede durar el amor para siempre? Sigue

domingo, 12 de junio de 2005

Liberalismo extremo

El extremo del liberalismo no es tanto el tráfico de capital y de productos, sino el uso y consideración de los seres humanos como simples objetos de consumo o bienes de los cuales podemos disponer a nuestro arbitrio.
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lunes, 30 de mayo de 2005


"... en medio de la guerra y la muerte, aún hay algo más hermoso. La vida se abre camino siempre, como las flores que brotan de las ruinas o los narcisos que florecen sobre la nieve".
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domingo, 29 de mayo de 2005

Auténtico feminismo

“Mientras haya ministerios, institutos o departamentos gubernamentales de la mujer, está claro que la situación de las mujeres en el mundo no ha llegado a un equilibrio. ¿Dónde se ha visto un ministerio o un “instituto del hombre”? Es cierto. Parece que el varón ya tiene su lugar en el mundo y la mujer aún lucha por conseguir el suyo. Pero en esta pugna corremos el riesgo de enzarzarnos en discusiones superficiales y perder de vista aspectos más profundos y reales.

La mujer no necesita encontrar su lugar en el mundo, ¡ya lo tiene! Es un lugar insustituíble, valioso y necesario. El problema está en que el lugar de la mujer no es socialmente valorado como el del hombre, por motivos históricos y culturales que conviene revisar. Sigue

miércoles, 25 de mayo de 2005

la mujer nueva 3

La amistad es la clave
Desmitifiquemos algunos conceptos. Me refiero a toda la literatura sobre las "cosas de hombres" y "cosas de mujeres". Si somos amigos, podemos hablar de manera franca y abierta. Al fin y al cabo, somos seres humanos, con unas diferencias fisiológicas y psíquicas, llamados a cohabitar el planeta. Sigue

sábado, 14 de mayo de 2005

La mujer nueva -2-

Liberarse de viejos hábitos

La mujer tiene un papel fundamental en la creación de una sociedad equilibrada, donde el varón también encuentre su lugar. La nueva mujer que emerge se libera de cánones y de tabúes, pero no se entiende sin su cooperación con el hombre. Esta mujer nueva deja de exigir al hombre que sea superhombre y pide, en cambio, un trato natural, de igual a igual. Pero también tiene un reto: superar su complejo de mujer fatal, que aparenta sumisión pero que en realidad controla y manipula la situación. Esta ha sido la forma en que las mujeres han ejercido su poder durante siglos. Dominar bajo mano, con mentalidad de esclava rebelde y seductora, es un patrón que se ha repetido innumerables veces. ¿Podemos liberarnos de él?
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La mujer nueva -1-

Un nuevo feminismo

El feminismo ha pasado por diferentes etapas a lo largo de los últimos siglos de historia. A medida que la mujer ha ido ganando terreno en derechos, dignidad y oportunidades, esta corriente ha ido evolucionando y se ha diversificado en los países desarrollados. Una de las tendencias de las últimas décadas es el llamado neofeminismo o feminismo místico, propulsada especialmente por la norteamericana Betty Friedan. Esta corriente, cada vez más extendida, cuestiona la validez del modelo de "supermujer" que hemos adoptado las mujeres occidentales de las últimas generaciones. También reflexiona sobre el papel del hombre. Si la mujer ha tenido que luchar para encontrar su lugar en la sociedad, tal vez el hombre también tiene que encontrar el suyo, que no es el de "superhombre", como ha venido siendo con demasiada frecuencia.
Este nuevo feminismo apuesta por una postura de reconciliación y acercamiento mutuo entre el hombre y la mujer. El hombre también ha vivido sujeto a la presión de su papel dominante y es ahora cuando debe encontrar su lugar, una vez la mujer parece que ha encontrado el suyo. Así como la mujer ha podido desplegarse en su creatividad y en su potencial profesional y humano fuera del hogar, el hombre debe poder desarrollar su vertiente humana, emocional y sensible. La realidad cotidiana nos muestra que esta tendencia es una realidad imparable. Cada vez más hombres disfrutan siendo padres, cuidadores, esposos, amigos, y sienten que estos aspectos de su vida, lejos de debilitar su identidad, la refuerzan y la enriquecen.

sábado, 30 de abril de 2005

Sobre el fanatismo, la religión y el laicismo

Algunas leyes restrictivas amenazan gravemente los derechos preciosos de creencia, expresión y libertad religiosa. ¿Por qué la religión tiene que relegarse al ámbito privado cuando ideologías y corrientes filosóficas diversas son divulgadas públicamente sin reserva? ¿Acaso la religión es más peligrosa que ciertas ideologías? Considero que los nacionalismos radicales, por ejemplo, son y han demostrado históricamente ser tan amenazadores como el fundamentalismo religioso.

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domingo, 24 de abril de 2005

Iglesia y Mujer

Para muchas personas, el hecho que la mujer no pueda ser ordenada sacerdote en la Iglesia católica produce rechazo e indignación. Si en los ámbitos social y laboral la mujer ha accedido a lugares que tradicionalmente estaban reservados al varón, ¿por qué no va a poder hacerlo en la Iglesia?

No sé si algún día la Iglesia admitirá la ordenación sacerdotal de las mujeres. Pero de lo que estoy convencida es de que, para vivir plenamente nuestra vocación cristiana las mujeres no necesitamos ser ordenadas. ¿Por qué?

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domingo, 17 de abril de 2005

Bioética y mentiras

Aprobar una ley para favorecer los intereses económicos y políticos de ciertos grupos es grave, pero aún más grave es disfrazar esa ley con tintes humanitarios, tales como la salud y la calidad de vida humana. Esto es lo que parece esconderse tras la nueva ley de reproducción asistida, que asegura, dicen, que determinadas enfermedades se podrán combatir o evitar mediante el uso de células madre embrionarias, y que, entre otras cosas, permite el uso indiscriminado y sin límite de los embriones "sobrantes" en los procesos de reproducción asistida.

Se nos dice que las células madre embrionarias son la panacea para el tratamiento de muchas enfermedades, cuando los científicos saben que, hasta el momento, nada demuestra que sea así. Hasta ahora, la investigación con dichas células no ha dado ningún resultado positivo ni se ha traducido en ninguna terapia de éxito. Son células altamente inestables que pueden provocar diversas alteraciones y tumores. ¡Esto no se nos explica a los ciudadanos! En cambio, las células madre de un adulto sí han dado buenos resultados y, al tratarse de cultivos del mismo paciente, no producen rechazo en su cuerpo ni reacciones indeseadas.

Los ciudadanos necesitamos ser bien informados, con exactitud y rigor científico, y no engañados vilmente. Los políticos no dan toda la información, o la dan de manera sesgada y parcial, para obtener una opinión pública favorable a su gobierno. La opinión de una gran masa engañada y manipulada. Juegan con los sentimientos y las esperanzas de muchas familias poco informadas o ignorantes de la realidad, para buscar apoyo a unas leyes que, en realidad, favorecen sus intereses solapados.

La nueva ley de reproducción asistida pone en evidencia una realidad: existen muchos embriones sobrantes, congelados y acumulados en hospitales y centros sanitarios. ¿Qué hacer con ellos? Sin duda, la mayoría no serán utilizados para curar o prevenir enfermedades. ¿Para qué otros fines pueden ser utilizados? No es necesario pensar mucho... Pero, a buen seguro, hay grandes sumas de dinero en juego.

(Artículo escrito a raíz de una entrevista emitida en el programa Ultimas Preguntas, de TV2, a M. Dolores Vila Coro, directora de la Cátedra de Bioética de la UNESCO, domingo 17 de abril 2005)

viernes, 15 de abril de 2005

Democracia y religión

La democracia y la política solas no son suficientes para garantizar los derechos humanos y el estado del bienestar.

La religión ofrece valores humanos necesarios para la sociedad. Cristianismo y socialismo deberían ser aliados en su defensa de los más débiles y desfavorecidos y en su oposición al capitalismo salvaje que ignora a la persona como a tal, convirtiéndola en objeto de consumo.

Para el Cristianismo, lo sagrado es el ser humano.

Es una frivolidad que tanto la Iglesia como los partidos utilicen las cuestiones morales como caballo de batalla. Hay cuestiones sociales mucho más importantes a resolver que se desplazan, para distraer la atención pública hacia temas como el matrimonio gay o la adopción por parte de parejas homosexuales. ¿Qué gobierno aborda de manera seria el paro, la inmigración, la violencia o el preocupante fracaso de la educación entre los jóvenes? La nimia diferencia entre las políticas de unos y otros partidos convierte los temas "morales" en su único toque distintivo y propagandístico (como ha ocurrido en Estados Unidos).

La Iglesia no debe interferir ni querer dominar el mundo político y social. Sí debe proponer valores que favorecen la dignidad del ser humano y contribuyen a crear una sociedad con criterio, con capacidad solidaria y atención a los más débiles.

(Ver pliego "Guerras de Laicidad", de la revista Vida Nueva nº 2425, por J. Mª Mardones, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC, Madrid)

La dignidad de la mujer

La dignidad de la mujer se fundamenta en un hecho básico: su existencia como ser humano. Todo ser humano tiene dignidad, desde un bebé hasta un anciano. Hombres, mujeres, niños... todos somos igual de dignos y merecemos el mismo respeto. A lo largo de la historia de la humanidad no siempre se ha reconocido la misma dignidad a todas las personas. Actualmente, en los países de Occidente se reconoce la igualdad en dignidad de todas las personas humanas, aunque en la práctica no siempre es así.

La dignidad parte de considerar a toda persona sagrada, única y valiosa. Las mujeres, como los hombres, no somos dignas por ser de uno u otro género, sino por existir. Tenemos dignidad por lo que somos, no por lo que tenemos.

Todo individuo tiene diferentes dimensiones en su existencia. Podríamos hablar de cuatro: el cuerpo, la mente, las emociones –que popularmente llamamos el “corazón”- y la dimensión espiritual. La dignidad de la persona debe alcanzar estas cuatro dimensiones para que su vida sea realmente completa.

¿Qué significa dignidad? Se podría decir que es algo como el honor, el respeto, la consideración. Pero una persona puede ser digna aunque los demás no le brinden este honor: la dignidad significa respeto por uno mismo. Cuando una persona se sabe valiosa, digna de ser respetada y valorada, se comporta con dignidad. La dignidad va acompañada de una autoestima justa y equilibrada. Por dignidad, no vamos a consentir caer en actitudes mezquinas y vergonzosas, ni vamos a despreciarnos y a maltratarnos a nosotras mismas. Por dignidad, la persona supera la autocompasión y la pereza, se levanta y sigue su camino pese a los obstáculos.

Vamos a hablar de la dignidad de la mujer en sus cuatro dimensiones: la física o corporal, la intelectual, la emocional y la espiritual.